miércoles, 18 de noviembre de 2009

Música Renacentista

La música es un arte que tuvo sus orígenes junto con los del hombre. Por lo tanto, mientras el hombre evoluciona, este arte de suma importancia lo ha ido haciendo de igual forma. En esta sección nos enfocaremos en la música del movimiento Renacentista y en sus exponentes más importantes (los cuales serán descritos conforme el desarrollo del texto). Este periodo, en términos musicales, se extiende, aproximadamente, desde el año 1430 hasta el 1600.

El Renacimiento supone el triunfo definitivo del gran hallazgo medieval: la polifonía. La mayoría de composiciones se hacen a cuatro voces, pero las hay a ocho voces también.

La mentalidad abierta del Renacimiento da lugar a una música más libre y expresiva. La música se humaniza: su sonoridad se vuelve más sensual y sus temas más cercanos. El latín pierde protagonismo en favor de la lengua de cada país, por lo que el contenido del texto es accesible a más gente. Crece la afición por la música, que se desarrolla entre personas cultas, como signo de refinamiento.


La frontera entre música vocal y música instrumental no es muy clara: el repertorio vocal incluye a menudo música de danza armonizada a cuatro voces para que pueda cantarse, y al mismo tiempo abundan los arreglos instrumentales de piezas vocales de moda.

Gracias a la imprenta musical y a los medios de transporte, las partituras recorren Europa: todos quieren cantar o tocar los últimos éxitos, que circulan en forma de copias. Muchas de ellas se recogen en cancioneros y colecciones de danzas.

Es importante mencionar que el Renacimiento es conocido como el Siglo de Oro de la música española. Los compositores pertenecientes ocuparon cargos importantes incluso fuera de España, sobre todo en Italia y en la capilla papa.

Los siguientes son ejemplos de los cancioneros que contienen las obras de los autores españoles: la Colombina, Palacio, Upsala y Medinaceli.

El primer compositor importante de la época fue Juan del Encina, que estuvo en la Corte de los Reyes Católicos.

Durante esta época se puede hablar de diferentes escuelas musicales españolas:

La Escuela catalana, en la que destacan Joan Pujol y Mateo Flecha.

La Escuela andaluza, con Cristóbal de Morales y Francisco Guerrero.


La Escuela castellana, que cuenta con un autor de importante nivel: Tomás Luis de Victoria.

Además de estas, se pueden mencionar otras tantas a nivel Europa, en general:

Escuela franco-flamenca, en la que destaca Josquin des Préz.

Escuela inglesa, con autores como Dowland.

Escuela Italiana (en la que se puede encontrar la escuela romana también), con compositores como Palestrina.

Escuela veneciana, con los hermanos Gabrielli.

Escuela alemana, la cual destaca por los orales luteranos.

Las composiciones y obras eran, casi en total mayoría, melódicas. Se buscaba una unidad armónica. Se cuestionó completamente el empleo indiscriminado de los modos eclesiásticos y paulatinamente se fue adoptando el sistema de escala (mayor y menor). Este elemento continuó hasta el siglo XX.

Al igual que en las otras áreas que se desarrollaron en el renacimiento, la música y sus representaciones variaron dependiendo del país en el que se encontraban. Un ejemplo de esto es la chanson francesa, o la frottola italiana. En este último lugar, junto con Flandes e Inglaterra, los madrigales adquirieron características propias.

En Alemania surgió el lied (canción con gran nivel de emotividad), y en España aparecieron los villancicos o cánticos religiosos de inspiración navideña.

En la música sacra se dieron a conocer grandes e importantes autores tales como el italiano Giovanni Pierluigi da Pastrina, y el español Tomás Luis de Victoria (ya mencionado anteriormente), quienes llevaron a su máximo esplendor la escuela romana, utilizando como medio increíbles misas y motetes.

Como en todo movimiento, surgieron protestantes. En este caso, los protestantes y reformadores se enfrentaron a la música desde diferentes puntos de vista, lo que dio como consecuencia el establecimiento de dos líneas de desarrollo dentro de este arte desde el lado occidental: el estilo italiano y el alemán.

Durante el siglo XVI surgieron las primeras composiciones instrumentales genuinas, que se acompañaban en grupos de cuatro instrumentos o más, siendo el laúd el más popular de la época (laúd: Instrumento musical de cuerda con la caja de resonancia oval, cóncava y prominente, que se toca punteando las cuerdas, y que tuvo su origen en la misma época). Si la agrupación estaba formada por instrumentos pertenecientes a la misma familia, aunque de tamaños diferentes, se denominaba consort.

Hacia el año 1400, aproximadamente, distintos compositores comenzaron a escribir trabajos que se basaban en la polifonía, variando ligeramente el método antiguo y conservador de composición. Estos nuevos métodos de composición consistían en utilizar una voz de base lenta junto con voces superiores de ritmo más acelerado. Se hicieron todas las voces iguales dentro de una variedad rítmica y, en lugar de emplear cuatro cantos diferentes, se usó sólo uno. Dicho hecho condujo a que las obras fueran mucho más unificadas, y dio pie a un gran número de formas contrapuntísticas (que se definen como nota-contra-nota). Un ejemplo de esto es el Canon, que se considera un repetición exacta de una melodía por varias voces pero a diferentes tiempos.

También surgió el Canzón, considerado como una sucesión de temas, cada uno desarrollado íntegramente y luego desechado. También apareció la Fuga, la cual consistía en una composición con un tema ampliamente desarrollado.

Los instrumentos y su música.

En Europa, durante el Renacimiento, se desarrollaron las tecnologías y conocimientos esenciales que dieron lugar a la aparición de nuevos instrumentos musicales. En 1618, Michael Praetorius publicó un Syntagma Musicum (tratado musical) con descripciones detalladas y grabados de los instrumentos de la época. Se toma este libro como referencia por la amplia cantidad de información que contiene referente al Renacimiento. Según las páginas de dicho tratado, nacieron numerosas familias de instrumentos, con ejemplares que cubren todas las tesituras y voces, desde la más grave hasta la más aguda. Son abundantes los vientos como flautas dulces, chirimías, cromornos, kortholts y rauschpfeite, cornetas de madera y de margil, trompetas y sacabuches (antecesores de los trombones). De esta forma, y junto con variantes modificaciones, se dio origen a instrumentos conocidos actualmente como el órgano, al que se le añadieron otros elementos. Entre los instrumentos de cuerda se destaca la familia de las violas con trastes y hasta seis cuerdas. El instrumento más preferido de la época fue el laúd (y la vihuela de mano, en España). En este periodo se perfeccionaron varios tipos de teclados pulsadores de cuerdas, tales como el clavecín, el virginal y la espineta.

Durante el Renacimiento, los instrumentos empiezan a independizarse de las voces. Se utilizaron para el acompañamiento de danzas o de base para el canto. Con ese fin, los maestros se especializan en dos estilos: la música a dos voces (entre cuyos representantes están Eustaquio Romano y Licino) y la música para tocar (tratada entre otros por Tasso y Metallo). El repertorio adquirió firmeza incorporando transcripciones que los intérpretes adornaron con florituras y ornamentos sonoros. Francesco da Milano, Luis de Narváez y Vincenzo Galilei se destacaron en la maestría del laúd, mientras que las obras de los virginalistas ingleses Bull, Gibbons y Byrd, entre otros, enriquecieron el repertorio de teclado.

Tratados para la ejecución de instrumentos

Esta actividad comenzó en el siglo XVI. En 1532 Hanns Gerle publicó uno dedicado a las violas, en 1535 Sylvestre di Ganassi otro para flauta, y en 1553 el español Diego Ortiz editó uno más para viola de gamba. En 1511 el sacerdote alemán Sebastian Virdung publicó un tratado con ilustraciones y propuso un sistema para clasificar los instrumentos que perduró hasta hoy: Música Germanizada y Abstracta. En el mismo año, Arnold Schlick, organista de la corte de Heidelberg, publicó la primera monografía sobre la construcción de órganos. Luego, Agrícola editó su tratado para tocar con tabulaturas (indicaciones de posición de los dedos, en lugar de notas) y Juan Bermudo La declaración de instrumentos musicales. Además de Syntagma Musicum de Praetorius, se destacó la Armonía Universal del padre Marsenne, que detalló aspectos técnicos como el calibre de las cuerdas a usar o el grosor justo de la madera que constituye el fondo.



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